Chistes de Pastores



Exortacion del Pastor
Un pastor estaba exhortando a los hermanos, y les dijo, “Hermanos, yo sé que hay un hermano aquí que todos los días ve el Chapulín Colorado, y yo sé quien es. Así que le voy a pedir a ese hermano que se ponga de pie o lo voy a
nombrar.” Muy apenada, se paró una hermana y dijo, “Sí hermano, soy yo.” El pastor exclamó, “Lo sospeché desde un principio.”

Ofrenda Para Mercedes
Un pastor dijo a su iglesia, “Hermanos, necesito levantar una ofrenda para mi Mercedes.” Luego, la iglesia le dio una buena ofrenda. Al domingo siguiente, el pastor llegó a la iglesia con un Mercedes Benz del año, y la iglesia le dijo, “Pastor, ¡usted nos engaño!” El pastor respondió, “Yo no los engañé. Les dije que quería la ofrenda para mi Mercedes.” (Así se llamaba también su esposa.)







El Vaquero Y El Pastor

Un vaquero entro a una iglesia y noto que solamente habian asistido el pastor y el. El pastor le pregunto si le parecia bien que el comenzara a predicar su sermon.


El vaquero vaquero le contesto: Yo no soy muy inteligente, pero si fuese alimentar a mis vacas y solo se presenta una de seguro que a esa sola alimentaria.


Entonces el pastor comenzó a predicar..........


paso una hora, luego dos y su mensaje termino en dos horas y media. luego el pastor muy contento fue a preguntarle como le había parecido el sermón.



El vaquero respondió con voz pausada: Yo no soy muy inteligente, pero si yo fuese alimentar a mis vacas y solo se presenta una de seguro que yo no le hubiese dado a comer todo el pastor.

El pastor y victoria
En una iglesia cristiana se congregaban unos jóvenes que eran bien carnales, y también ahí mismo se congregaba una mujer muy hermosa que se vestía un poco extravagante. Su nombre era “Victoria”. El pastor al terminar el sermón preguntó: ¿Cuántos quieren la victoria? los jóvenes al escuchar tal pregunta saltaron de sus sillas gritando: ¡Yo!, ¡Yo!, ¡Yo!

El pastor y el pollo
Una vez una pareja invitaron a un Pastor a quedarse en su casa mientras duraba la campaña en su iglesia. Una noche, mientras la mamá preparaba pollo para la cena, el niño menor empezó a pedir pollo, diciendo “Yo quiero mi pollo.” “Todavía no está,” le respondían, pero el niño seguía insistiendo cada cinco minutos. El papá, cansado de la actitud del niño, se quitó el cinturón y mientras lo castigaba le decía, “¡TENGA SU POLLO! ¡TENGA SU POLLO!” El evangelista se levantó para irse a dormir, pero los hermanos le dijeron, “Hermano, no se acueste todavía, ya le vamos a dar su pollo.” Pensando que le iban a dar del mismo pollo que le dieron al niño, el evangelista respondió, “No gracias, no tengo hambre.




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